Se acabó la temporada de triatlón 2024 …
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Hola,
La temporada de triatlón 2024 terminó para mí.
Y si les soy honesta, se siente un poco irreal estar diciendo esto. Irreal porque, aunque 4 años parezcan mucho tiempo, el dolor y las secuelas del trauma me han acompañado desde el 2020. Sin embargo, esa Pili que fue a incontables sesiones de terapia física y psicológica, que estuvo con antidepresivos por más de 1 año, y que, aunque no estaba en su mejor momento mentalmente, tuvo la valentía de mudarse de país y fue capaz de atravesar momentos durísimos en el proceso de integración. Esa misma Pili logró hacer lo que tanto anhelaba: volver a moverse. Volver a hacer triatlón.
Hace casi un año decidí unirme al equipo de triatlón de mi ciudad en Bélgica, 3MD. La idea para esta temporada era adaptar de nuevo a mi cuerpo a hacer 3 disciplinas, a seguir un plan de entrenamiento, descubrir el poder de moverme nuevamente y, realmente, disfrutar haciéndolo. Sin embargo, se lograron muchas cosas, cosas que no esperaba, y eso es lo que les quiero contar.
Para este año tenía planificada una competencia por mes durante la temporada, y voy a hacerles una pequeña recapitulación de cada una de ellas.
En marzo fue mi primera competencia del año; hice mi primer swim and run en Aalst (P6/16), y fue mi primer encuentro con el clima belga. Competir con 13 grados no es cosa fácil, en especial cuando primero tienes que nadar en interior y luego correr mojada. Pero me sentí bastante fuerte y me puse muy contenta porque fue satisfactorio ver que todo el esfuerzo que había hecho entrenando en invierno había valido la pena.
También corrí 10 km en Dendermonde Loopt, y ¡wow!, esa carrera fue puro fuego. De verdad que fue uno de mis mejores días de este año; me sentí fuerte de principio a fin y logré hacer mi mejor tiempo en 10 km en 46:18. Quedé en el puesto 21 de 270 mujeres. Pensándolo bien, lo que ha hecho mi cuerpo en tan poco tiempo de entrenamiento es fascinante. Este mismo cuerpo que en 2020 y 2021 no podía hacer nada más que caminar; cualquier actividad física adicional parecía extremadamente desgastante. Este cuerpo que estaba lleno de contracturas por estrés como respuesta al trauma, hoy es también capaz de correr, y de correr rápido.
En mayo llegó el primer triatlón; este fue en el Campeonato Nacional de Bélgica por equipos (BK Ploegen). Ese día, a lo que más le tenía miedo era a nadar en el agua congelada, pero sorprendentemente fue mucho mejor de lo que esperaba. Al final, todas las olas que me han revolcado a lo largo de mi vida en Salinas han valido la pena, porque nadar en aguas abiertas no me aterra, es más, me gusta.
En junio tuve mi primer triatlón individual en WCUP Ros Beiaardtriatlon (P7/44). Considerando mi nivel de natación en ese momento, me parece que tuve una natación muy sólida; luego pasé a la bici donde definitivamente en ese momento mi nivel estaba muy por debajo del promedio, pero pude remontar posiciones corriendo. Lamentablemente, desde esa carrera donde corrí con un poco de dolor en la espalda, me lesioné. Ese dolor de la espalda/glúteo me acompañó por más semanas de las que yo hubiese querido.
En julio competí en mi primer triatlón de distancia olímpica en Kapelle-op-den-Bos. ¡Qué emoción, verdad! Eso significa que iba a nadar 1000 m, rodar 40 km y correr 10 km. Una carrera con muchísimo nivel, donde quedó primera Katrien Verstuyft, seleccionada belga en triatlón para los JJOO Río 2016. Y quizás eso es lo que más me gusta de poder competir en Bélgica, el nivel es increíble, sea que compitas en un triatlón grande o en uno chiquito. Mi natación fue buena, quizás un poco más lenta de lo que esperé, pero el plan era encontrar un paso cómodo y sostenerlo, que lo hice. La bici fue lo que más me sorprendió; el trabajo de las últimas semanas se empezaba a notar y logré sentirme bastante fuerte. Sin embargo, una caída bastante inesperada hizo que me tocara correr los 10 km con muchísimo dolor y rodillas que me sangraban. Sin embargo, llegué 17/43.
En agosto competí de último momento en equipos en el duatlón Vlaschaard Zele. Yo solo hice la parte de correr y corrí los primeros 4,81 km en 21:29 a un pace de 4:27/km y los segundos 2,53 km en 10:59 a un pace de 4:20/km. Terminé satisfecha, no solo porque nunca había corrido tan rápido, sino porque, por la lesión, mis entrenamientos de running no habían sido tan regulares. No he podido hacer muchos entrenamientos de intervalos porque es lo que me causaba más dolor, sin embargo, seguí constante con mi entrenamiento en zona 2 y 3.
Luego de esa competencia, iba a hacer mi último triatlón sprint del año el 31/8, pero mi cuerpo tuvo otros planes: me dio COVID y no pude pararme en la línea de partida. No les miento, el viernes cuando decidí que no iba a competir me puse a llorar, porque eso significaba que terminaba la temporada para mí y cerraba este ciclo de entrenamientos del 2024. Me entristece porque siento que estoy en mi mejor momento; no había nadado, rodado ni corrido más rápido que hasta hoy, y me quedo con ese sabor agridulce de no haberme puesto a prueba en competencia y ver en qué estado iba a cerrar la temporada.
Pero la vida y el deporte son así, no todo sale como planeas. Y aprender a tolerar la frustración es una de las cosas que más he tenido que aprender y lidiar con en los últimos años.
A pesar de todos los logros deportivos, o lo que yo considero como logros, han pasado otras cosas increíbles en esta temporada y no quería dejar de mencionarlas.
No solo he hecho cosas que antes no era capaz de hacer sola, como salir a correr o a rodar, sino que también he podido encontrar una comunidad de personas increíbles, que con mucha alegría, a algunos los puedo llamar amigos también. Mi equipo no solo me ha inspirado, sino que me ha acompañado en este proceso de volver a confiar en mí, en mi cuerpo, en lo que soy capaz y también me han ayudado a ir más allá de mis propios límites. Pero, por sobre todo, gracias por escucharme y regalarme su amistad, en especial a los Donderdagse loopvriendjes y a mi team IM CPH ‘26.
Gracias a Wim Van de Wielle, mi coach, por hacerme poner siempre el cuerpo por sobre el plan, por escucharme, por enseñarme a tener paciencia y a respetar mis propios procesos.
A mis fisioterapeutas, Sven de Cock y Nikolas Van Nuffel, por cuidar de mi cuerpo y por dejarme entrenar casi las 52 semanas del año.
A mi nutricionista, Paola Neme, por enseñarme a nutrirme y a darle a mi cuerpo gasolina para rendir en los entrenamientos y en la vida.
Gracias a ti, que me lees, que me has acompañado en este camino, así sea por redes sociales o acompañándome en algunas de mis carreras. Gracias por cada mensaje de amor y de cariño, y por recordarme que yo puedo.
No puedo decir que nunca pensé que iba a volver a disfrutar moverme y a hacer deporte a este nivel, porque les estaría mintiendo. Yo sabía que iba a llegar, lo deseé con mi corazón todos los días, he trabajado y me he esforzado tanto en los últimos meses, que solo me quedan palabras de gratitud. Darle gracias a mi cuerpo por lograr y llevarme a lugares donde no conocía (literalmente), y a mi mente por permitirme volver, a pesar de todo lo vivido.
Nos vemos en 2025; se viene más y mejor.